Un Angel Perverso |
Es probable que la actual generación de relevo desconozca que la elegante ex alcaldesa de Baruta, Ivonne Attas, logró consolidar, especialmente en la década de los setenta, una gran trayectoria como villana de telenovelas venezolanas. No obstante, los que fuimos testigos de esta faceta la recordamos como la “mala” más querida. Grandes copetes, originales pelucas, moños estrambóticos, pestañas postizas, maquillaje psicodélico, batolas y demás artilugios cosméticos eran el empaque de esa infaltable antagonista que venía a aguarle la fiesta a todo el mundo.
“Delia Fiallo se empeñó en que yo fuera su villana, principalmente, por mi fisonomía: mis rasgos ‘duros’, mi cabello azabache y mi contextura fuerte no tenían nada que ver con esa docilidad clásica de la heroína. Me decían que yo tenía una tipología muy ‘elitesca’ y yo me preguntaba: ‘¿Y por qué todos los ricos tienen que ser malos?’. Eso me molestaba. Además, tenía que gastarme todo el sueldo en trajes. Siempre me ponían a beber coñac, porque a los productores les parecía muy apropiado para la mala. Lo que ignoraba la audiencia es que, en realidad, lo que yo me tomaba era un agua con refresco que sabía horrible (risas).
“No sabía subir la ceja a lo María Félix, aunque debo reconocer que lo intenté”
“Lucecita, protagonizada por José Bardina y Marina Baura, fue la telenovela que me dio la gran oportunidad de demostrar mis dotes histriónicas. Yo hacía de una francesa llamada Michelle, que fingía estar paralítica para retener al marido (Bardina). La telenovela, originalmente, se llamaba El ángel perverso, justamente, porque estaba escrita para la villana de la historia. Pero la adaptación que se hizo acá apostó por lo tradicional: al final, me mataban. En esa oportunidad me caía por unas escaleras altísimas. No se veía en cámara que, abajo, me esperaban los brazos fuertes de Lotario, el luchador, quien me sostenía.
“Otro éxito que disfruté muchísimo fue mi doble papel en Una muchacha llamada Milagros. De día era Irene, una institutriz mojigata, de lentes gruesos y vestidos largos, con mi pelo prensadito. De noche, era Giovanna, una vampiresa... de esas ‘aventureras’, sabes a lo que me refiero, ¿no? (risas). Lo impactante era que yo hacía la transformación del personaje frente a la cámara, que era como mi espejo.
“Al final, salí embarazada en la vida real, y los escritores resolvieron solucionar, en la novela, el trastorno de personalidad que tenía el personaje convirtiéndolo en una mujer normal. Terminaba casándome con José Luis Rodríguez, quien, por cierto, fue bautizado en esta telenovela como El Puma.
“Delia Fiallo se empeñó en que yo fuera su villana, principalmente, por mi fisonomía”
“¿Por qué gustaron tanto mis villanas? Creo que, principalmente, porque me las disfrutaba al máximo. Me proponía hacer mi interpretación lo más natural posible, no sabía subir la ceja a lo María Félix, aunque debo reconocer que más de una vez lo intenté (risas). Debo agregar que, en algún momento, llegué a traumatizarme porque recibía correspondencias de mis fans y me daba cuenta de que eran niños entre los 10 y los 11 años. Eso me horrorizaba, dadas las malucas que me tocaba interpretar. Tuve que hablar con el padre Domínguez, que, para esa época, tenía un programa que se llamaba Sonríe, a pesar de todo. Me dijo que era más o menos ‘normal’ que a algunos niños les gustaran mis personajes porque, en cierta etapa, a ellos les encantaba hacer maldades. Eso me tranquilizó, aunque no del todo. Para retirarme de la televisión e incursionar en la política quise hacer un papel de ‘buena’ en Tres Mujeres. Quería demostrarle al público mi versatilidad como actriz. Hacía de una pianista solterona bien buena gente. Pero, para serte sincera, creo que a nadie le gustó (risas)”.
Tomado de la Revista Estampas El Universal.
Wooow! ¡Que mujer tan interesante! ¿Hay videos de su trayectoria en youtube? ¿A qué se dedica ahora?
ResponderEliminarME gustaría saber más de ella que hace.donde vive.
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