Después de la muerte de una joven en el mar el nuevo jefe de policía Martin Brody (interpretado por Roy Scheider) tiene que esclarecer si el responsable ha sido un tiburón. Los hombres de negocios de la isla de Amity, incluyendo al alcalde, no quieren creer que un escualo pueda estar rondando esas aguas impiden el cierre de las playas por ser temporada alta. Brody, que tiene fobia al agua, decide vigilar la playa él mismo. A pesar de eso, un niño muere y la madre del mismo ofrece una recompensa por el tiburón. Esto provoca que los pescadores del lugar se lancen con frenesí a la caza del animal. Llega a la isla un experto en tiburones, Matt Hooper (interpretado por Richard Dreyfuss), llamado por el jefe Brody para ayudarlo en su investigación y tener un mejor perfil acerca del asesino; mientras tanto los pescadores consiguen atrapar a un gran tiburón tigre, dando por terminado el asunto. Matt Hooper es el único que duda que ése sea el tiburón asesino.
Acompañado por Brody, sale en busca de nuevas pistas, encontrando un bote a punto de hundirse a la deriva y dentro el cadáver del pescador Ben Gardner. Hooper encuentra debajo del bote lo que parece ser el diente de un tiburón blanco el cual pierde accidentalmente, quedándose sin pruebas. A pesar de las advertencias de Hooper y Brody, el alcalde ordena abrir de nuevo las playas de Amity en el 4 de julio.
Luego de una falsa alarma, causada por dos adolescentes con una aleta de madera, el tiburón blanco hace su aparición cobrándose una nueva víctima. El hijo del jefe Brody es un testigo del hecho y eso hace que sufra un colapso y sea internado en el hospital. Brody, furioso, hace que el alcalde lo autorice a contratar a Quint (interpretado por Robert Shaw) un excéntrico cazador de tiburones, quien junto con Brody y Hooper se hace a la mar en busca del gran blanco de más de ocho metros de largo y tres toneladas de peso. 

El camino hasta el éxito no fue nada fácil para el equipo de Tiburón, cuya producción se demoró hasta seis meses, debido a las dificultades derivadas de rodar en el mar, la más importante de las cuales fue que el muñeco mecánico que debía de hacer de réplica del tiburón protagonista no funcionara correctamente, lo que hizo que Spielberg debiera de afinar aun más su imaginación para planificar las escenas de otra manera, prescindiendo en la medida de lo posible de los planos en los que el tiburón tuviera protagonismo, para de este modo poder hacer avanzar el rodaje, contando para ello con la inestimable ayuda de la magnífica banda sonora de John Williams, ganadora del Oscar de aquel año y convertida hoy en día, con todo merecimiento, en todo un icono del género, la cual sabe potenciar y acentuar la sensación de angustia de las imágenes que acompaña, y delatarnos la presencia del animal en escena, pese a que la mayoría de las veces éste no aparezca físicamente. Tiburón desató la tiburofobia mundial, reventó las taquillas de todo el mundo y se proclamó como la película más taquillera hasta el momento. Spielberg declaró: «Puede que fuese una película muy agradable de ver, pero no de hacer». Desde entonces, el cineasta guarda aversión a grabar en el agua, y sus espectadores a bañarse en ella.
Despues de ver esta pelicúlon yo muy chamo por esos mediados de los 70´s, tuve como 2 años sin meterme a la playa!.....csm!
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