Todo comenzó en 1981, cuando la empresa de juguetes Mattel estaba empecinada en sacar a la venta muñecos de Conan, aquel personaje que en el cine tuvo la cara de Arnold Schwarzenegger. Incluso hasta llegaron a fabricar uno como modelo, hecho a la imagen y semejanza del ahora ex gobernador de California. Pero estos señores no tuvieron en cuenta un pequeño detalle: para hacer esos muñecos, primero debían conseguir los derechos, o al menos llegar a un acuerdo con quien los poseía. Pero como esto no fue posible, pensaron en hacer algo parecido pero con personajes totalmente nuevos.
Así fue como en 1982 salió al mercado la primera tanda de muñecos de Amos del Universo. Eran sólo nueve: He-man, Skeletor, Stratos, Man-At-Arms, El Hombre Bestia, Mer-Man, Zodak, Teela y Battlecat. Todos venían acompañados de un pequeño cómic que contaba las aventuras de esos personajes tan raros como desconocidos. La recepción de los chicos fue buena, pero Mattel quería más, por lo cual apostaron en crear una serie televisiva de veinte episodios de poco menos de media hora, donde se exhibieran los muñecos, lo cual sería la mejor promoción posible. De esta manera, se asociaron con Filmation para que llevase adelante el proyecto basándose, siempre, en los modelos de juguetes que estaban en el mercado. Es bueno aclarar que, esta productora, se tomó ciertas licencias en la elaboración final del dibujo animado, y es por eso que algunos muñecos tienen pequeñas diferencias con su símil televisivo.
Si bien la idea de Mattel era realizar solo veinte capítulos donde se exhibieran sus productos y así vender más muñecos, en Filmation creían que se podía hacer algo mucho mejor con toda esa historia creada por la empresa de juguetes, por lo cual, luego de mucho negociar, llegaron a un arreglo y la serie estuvo en el aire dos temporadas, con 130 episodios en total. El 5 de septiembre de 1983, fue la primera vez que He-Man salió al aire con un capítulo que fue el primero, como podía haber sido el tercero o el cuarto, ya que la historia no tuvo un principio definido, como tampoco un final.
He-Man, en realidad es el Príncipe Adam de Eternia, hijo del Rey Randor y la Reina Marlena, reyes de Eternia. Marlena es de origen terrícola, por lo que Adam es mitad humano. Eternia es un Reino que tuvo grandes ataques por el Consejo del Mal y este grupo fue atrapado por el muro místico hasta que se liberó en el día que el Príncipe Adam cumplió 16 años. En ese momento La guardiana del Castillo de Grayskull "Sorceress", vió que tanto Grayskull como Eternia sufrían peligro y telepáticamente se comunicó con Man-At-Arms para que llevara al Príncipe Adam al Castillo de Grayskull donde le explicara que será un gran guerrero llamado He-Man. Sorceress le dio a Adam el poder para convertirse en He-Man si éste empuñaba su espada mágica y decía: "Por el poder de Grayskull... ¡Yo tengo el poder!"
Sorceress, se comunica telepáticamente con He-Man y se convierte en un halcón cuando es necesario. Además Sorceress es madre de Teela, la cual cuando era bebé la intentaron raptar y fue salvada por Duncan quien se convirtió en su padre adoptivo. La bella y decidida Teela, capitana de la Guardia Real e hija adoptiva de Duncan (mentor del Príncipe Adam), está enamorada de He-Man (no de Adam) Esto es parecido a la historia de Luisa Lane y Clark Kent en Superman).
La mascota de Adam es un cobarde y bastante afeminado tigre verde llamado Cringer. Tras transformarse Adam en He-Man, Cringer crece y obtiene valor, convirtiéndose en Battle Cat, que es una especie de "corcel" para He-Man.
Para proteger a su familia, He-Man mantiene su doble identidad en secreto, compartiendo la verdad únicamente con Man-At-Arms (el alias de Duncan), Orko, Cringer/Battle Cat, y Sorceress.
Adam tiene una gemela más joven que él llamaba Adora, en teoría Princesa de Eternia, pero que lidera la Gran Rebelión contra Hordak en el planeta Etheria (no confundir con Eternia). Adora, al igual que Adam, ha sido dotada del poder de Grayskull, y se puede convertir en She-Ra, la Princesa del Poder. Son dos series distintas, aunque He-Man apareció ocasionalmente en She-Ra.
En Venezuela la serie se emitió por Venevision. La canción fue interpretada por el Capitán Memo.
Sin embargo, como este blog en realidad no tiene como finalidad presentar solamente reseñas de esas series que disfrutábamos de chamos, es necesario de hablar algunas cosas que percibimos ahora.
Adam, el príncipe que después se convierte en He-Man, viste licra morada y franela rosa, muy ceñidas al cuerpo. El corte de pelo, es más el de una top model que el de un superhéroe. Mientras, los demás hombres visten armaduras, y llevan bigote de machos. (Primera pista sospechosa)
Ahora bien, la cosa se pone más sospechosa cuando se transforma en He-Man, un musculoso hombre que viste sólo una tanga de piel y una especie de cinturón cruzado en el pecho. La piel y el cabello, adquieren otro color: moreno con el pelo rubio. Es como si el poder Grayskull, además de fuerza, le diera un bronceado inmediato. Recapitulemos, He-Man es un hombre musculoso, bronceado, que usa tanga de piel y tiene el cabello teñido… podría trabajar perfecto en la película Magic Mike XXL.
El tigre, Cringer, cuando no está en su etapa de ‘poder’, es un gato homosexual, es en serio, es amanerado a más no poder. Pero eso sí, cuando se transforma en Battle Cat, es toda una fiera cabalgada por un musculoso hombre.
Bueno, y su contraparte, She-Ra, tiene creo que aún más alusiones homosexuales. Para empezar es ella,
La mujer (con mayúsuculas), quien rescata, en casi todos los capítulos, a sus amigas amazonas, o rebeldes. Y su nombre, como mortal es Adora. Swiftwind, su compañero fiel, es un unicornio que tiene en las alas los colores del arcoíris. Y su mejor amigo es Bow, un guitarrista y cantante que lleva en el pecho un corazón y tiene pintado el cabello y el bigote de un bonito color rojo (las cejas las tiene oscuras). A la hora de luchar, es un gran arquero.
En estos tiempos de libertades sexuales, la cosa no causa resquemor, pero en mis felices tiempos de chamo en que todavía no pensábamos liberalmente, simplemente disfrutábamos la serie sin sus connotaciones, porque éramos inocentes
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